Texto: Raquel Arbizu
Sanidad defiende el modelo español de farmacia y advierte que la medida propuesta por Competencia supondría un riesgo para la salud pública.
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad reitera su compromiso con el modelo español de farmacia después de que de la Comisión Nacional de Mercados de la Competencia en un informe haya propuesto la liberalización del sector farmacéutico. Para el Ministerio, esta medida «supondría un importante riesgo para la salud de los ciudadanos».
El informe de la CNMC, hecho público ayer, es el más duro de los emitidos hasta ahora. En él propone una liberalización sin restricciones. Cualquier persona, sin titulación ni colegiación, podría abrir una farmacia dónde le plazca y con el horario que considere, e incluso podrá vender medicamentos no sujetos a prescripción en cualquier tipo de establecimiento o en Internet.
En este sentido, el departamento de Alfonso Alonso considera que estas prácticas pondrían en riesgo la salud de los ciudadanos, al no estar garantizada la asistencia profesional, además de fomentar prácticas fraudulentas, como la venta de medicamentos falsificados.
De hecho, recuerdan que en países con modelos distintos, como Estados Unidos, hasta un 1 por ciento de los medicamentos que se consumen son falsificados.
El modelo español, vigente desde hace décadas, establece que para ser titular de una oficina de farmacia hace falta ostentar la condición de farmacéutico y la propiedad de éstas está regulada por las comunidades autónomas y la legislación estatal. De este modo, argumenta Sanidad, se garantiza la profesionalidad del servicio farmacéutico y una atención farmacéutica de calidad al servicio del paciente, de ahí que a su juicio sea «el más apropiado para garantizar la protección de la salud por encima de cualquier otro interés».
Además, la cercanía de estos establecimientos ha permitido avanzar en el buen uso de los medicamentos, así como en la adherencia terapéutica de los pacientes crónicos o polimedicados.
El Ministerio defiende que el modelo español permite un acceso fácil de los pacientes a su medicación, con independencia del ámbito rural o urbano en el que residan, y una eficiencia de costes que «sería difícilmente alcanzable» con sistemas como el propuesto por la CNMC, que equipara el medicamento con cualquier otro bien de consumo.
Sistema avalado por la UE
Sanidad recuerda que el modelo español ha demostrado una alta capacidad de adaptación a las circunstancias, pues desde 1980 se ha pasado de tener que gestionar 10.000 medicamentos autorizados a los 27.000 que hay en la actualidad. Asimismo, el Sistema Nacional de Salud (SNS) ha pasado en ese mismo periodo de 400 millones a 900 millones de recetas dispensadas cada año.
Esta adaptación se ha producido sin aumento de reacciones adversas y ha conseguido evitar la entrada de medicamentos falsificados en el canal legal de distribución. Esto se debe a que la cadena asistencial, incluida la dispensación de medicamentos, está altamente profesionalizada según el modelo español de farmacia.
España ha defendido este modelo de oficina de farmacia en el marco de la Unión Europea, que ha avalado la accesibilidad, funcionalidad y garantía de servicio al ciudadano del mismo. También las decisiones judiciales, tanto españolas como comunitarias, han considerado ajustado al Derecho este modelo.
De hecho, en un comunicado el Ministerio ha querido «manifestar, una vez más, su agradecimiento a todos los profesionales farmacéuticos su labor al servicio de los pacientes, y se compromete a seguir defendiendo el modelo vigente«.
Intentos de liberalización
No es la primera vez que se habla de liberalización en el sector. Es un «fantasma» que sale a luz cada cierto tiempo desde bien antiguo.
Competencia tiene constancia de que el mercado de las farmacias es un mercado que tiene restricciones y que está regulado. Todos sabemos que es algo que no le gusta, pero es obvio que no puede equipara el mercado de productos sanitarios con cualquier otro producto de consumo. Estamos hablando de un servicio de salud, regulado y controlado por Sanidad.
Además, la legislación, tanto nacional como internacional abalan el modelo sanitario español. El Tribunal de Luxemburgo estableció que las restricciones eran competencia de cada Estado, y que se debía velar por la salud pública. Por tanto Competencia pierde poder ante Sanidad y más aún cuando el Ministerio de Economía ha desistido de su conducta de liberalización de farmacias.
Dicho todo lo anterior, sólo queda esperar a que regrese la calma a los profesionales del sector, para que puedan centrarse en su labor diaria, que es la dispensación farmacéutica como parte del servicio de salud español.